jueves, 31 de enero de 2013

APOLÍNEO Y DIONISÍACO


LO APOLÍNEO Y LO DIONISÍACO



En su obra de 1872 “El nacimiento de la tragedia” Friedrich Nietzsche intenta revolucionar la visión racionalista que se tenía del mundo griego en su época. Aunque resulte extraño aún muchos siguen manteniendo el mito, al que se opuso Nietzsche, según el cual el mundo griego antiguo fue un contexto en donde lo racional era el eje vertebrador de la vida cultural, social y política. Nietzsche afirma que no es la filosofía ni la política la cúspide de la cultura griega sino que es la tragedia el fruto más maduro del mundo heleno. En la tragedia confluyen dos fuerzas que habían servido de inspiración a toda la producción griega: lo apolíneo y lo dionisíaco.

Apolo como dios del sueño, de la luz y del arte representa perfectamente lo apolíneo. Esta fuerza que ha guiado a buena parte del arte griego antiguo intenta plasmar la belleza serena del mundo, construir una isla en donde el individuo se encuentre resguardado del flujo caótico del universo y de la existencia. Lo apolíneo es un principio sosegador y aquietador, y en las obras bajo el influjo de lo apolíneo nos sumergimos en la tranquila serenidad de la apariencia bella. En otras palabras, el solar Apolo representa el principio de racionalización gracias al cual nos sustraemos del flujo salvaje de nuestras vidas, es el descanso luminoso de nuestras almas. Por ejemplo: las ciencias. Nietzsche lo asocia al sueño que no a la pesadilla en donde la realidad vaporosa y vagamente se nos presenta como cumplimiento de nuestros deseos.

Frente a este impulso onírico y aquietador de lo apolíneo el filósofo alemán sitúa lo dionisíaco representado por la embriaguez. Lo dionisíaco se manifiesta como una explosión de vitalidad salvaje en la que desaparecen incluso los límites de la individualidad. Dionisos, dios del vino y del éxtasis, celebra la danza orgiástica de las bacantes, de los danzantes de San Vito o San Juan o de los cultos afrocubanos. El sujeto, arrebatado por el baile y la música, pierde la noción del yo y se funde en la vorágine vital que es la esencia del mundo (este concepto está estrechamente relacionado con la idea schopenahaueriana de “voluntad”). Lo apolíneo y dionisíaco son modos diferentes de entender la experiencia vital en pugna pero complementarios. La tragedia de Esquilo y Sófocles, no la de Eurípides, aunaron correctamente estos dos impulsos sin anular la fuerza de ninguno.
 
EJEMPLO DE LO APOLÍNEO Y LO DIONISÍACO
 
Estos dos elementos contrapuestos, lo apolíneo como símbolo de la luz, el orden, el límite, representando la belleza, la forma, la medida y la razón; y lo dionisíaco simbolizando la realidad irracional e instintiva del ser humano, que desconoce barreras o limitaciones pueden verse reflejados en la película de Tim Burton ( autor de la película: Alicia en el país de las maravillas).
Desde una perspectiva general en el mundo real, innegable y existente del film, aquel mundo reflejado al principio de la película, alejado del surrealismo y el sueño, estaría relacionado con el mundo apolíneo. Sin embargo, la actitud de Alicia en dicho mundo, en el mundo de la sociedad inglesa es por el contrario una actitud dionisíaca. Esta afirmación se ve reflejada en los siguientes ejemplos: durante en baile de celebración de su compromiso con un joven lord, Alicia comenta: “Pensaba en qué se sentirá al volar” o “Estaba imaginando a las señoras con pantalones y a los hombres con vestidos”. Estas frases manifiestan una actitud alejada de la razón y guiada por el subconsciente. Por otro lado, en el mundo de las maravillas donde la demencia y el desequilibrio son protagonistas existe una clara relación con el mundo dionisíaco. Tanto por los personajes, como por las características del submundo, las acciones, las decisiones tomadas y lo que allí es permitido y considerado sensato y reflexivo. Un claro ejemplo sería la escena en la que Alicia acude a tomar el té con el sombrerero loco, la liebre de marzo y el lirón.

                         
Frente a estos ejemplos, podríamos concluir que unos razonamientos impuestos, unas órdenes establecidas y una manera determinada y encorsetada de hacer las cosas no son causa directa de una actitud razonable y madura. Alicia, ante esta perspectiva, se inclina a defender una actitud dionisíaca. La película defiende que para llegar al conocimiento, a la madurez y al desarrollo de la mente es necesaria la experiencia, aprender de los errores (actitudes dionisíacas), adquirir voluntad y decisión para afrontar dificultades, y llevar a cabo nuestros actos razonando la sensatez de los mismos.
 Estas actitudes son las que aprendre Alicia en el submundo, en el país de las maravillas, donde precisamente reina el clima dionisíaco. Experimenta, rechaza órdenes y decide por sí misma, para acabar, al final de la película, siendo un reflejo de las características humanas más propias, es decir, las apolíneas y lograr así la madurez.
 
 
 

2 comentarios:

  1. Buena ejemplificación de estas nociones nietzscheanas.

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  2. Es muy interesante la forma como se ejemplifica cada concepto. Muy buen aporte.

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